Es el quinto jugador con más valoración de toda la ACB, con una media de 22 puntos

Ha pasado de la nada al todo en apenas unos meses. Acabó el pasado curso hastiado y desmotivado, ubicado en el puesto de «cuatro», donde no es feliz. Este verano ha cambiado el chip y ahora es el quinto jugador con más valoración de toda la ACB, con una media de 22 puntos por partido. Es el nuevo Suárez, el mejor «cuatro» de toda la Liga Endesa.
Fue la pasada temporada muy dura para Carlos Suárez. Su reubicación al puesto de «cuatro» ha sido, de largo, el trago más complejo por el que ha tenido que pasar el jugador de Aranjuez. Niño prodigio en el Estudiantes, fichado por el Real Madrid como una de las grandes esperanzas del baloncesto español, el suyo fue un nombre «innegociable» que se puso sobre la mesa cuando Joan Plaza se adhirió al proyecto cajista. Su «dupla» con Mindaugas Kuzminskas supuso que el Unicaja tuviese la mejor pareja de «treses» del básket español y de las más interesantes de toda Europa.

Suárez pronto se adaptó a Málaga, donde aterrizó, pletórico, en el verano de 2013. Se hizo con la idiosincrasia del club y el estilo de vida de la ciudad. Junto a su novia, el de Aranjuez regresó incluso al radar del seleccionador español, Sergio Scariolo, y en 2014/15 se convirtió, de nuevo, en el mejor «tres» de toda la ACB. La vida volvía a sonreírle hasta que en la pasada temporada vivió su curso más duro, al nivel de su último año en el Real Madrid. No acabó de adaptarse a lo que Plaza quería de él. No se veía como «cuatro». Y eso que hizo todos los esfuerzos posibles. Se machacó en el gimnasio, ganó masa muscular y cogió kilos para poder competir y luchar ante jugadores más fuertes, altos y atléticos que él.

El año del Unicaja fue malo, como el suyo. Y este verano, el jugador cambió el chip. Reseteó la cabeza. Al fin y al cabo no se le había olvidado jugar al baloncesto. Estuvo 10 días en Estados Unidos realizando trabajo de tecnificación. Eligió el dorsal 43, como síntoma inequívoco de que quería romper con todo. Afrontó la pretemporada con una tensión diferente. Llegó, a pesar de los bulos de las redes sociales, perfecto de peso, como le había pedido el cuerpo técnico. Y ahora, tras la tercera semana de trabajo, Carlos Suárez se ha convertido en el jugador nacional con mayor valoración de toda la ACB. En el ránking sólo le supera el madridista Sergio Llull (23,5 de valoración), pero el base-escolta de Mahón ya se ha perdido un partido liguero, por eso de la Liga con equipos impares. Suárez, con tres partidos disputados, promedia 22 de valoración por encuentro. Una verdadera pasada.

El jugador del Unicaja está en pista una media de 27:53 minutos (algo increíble para un entrenador como Plaza), un tiempo en el que promedia 14 puntos (9/9 en tiros libres, 6/8 de dos 7/14 de tres), 7,7 rebotes, 2,3 asistencias y 22 de valoración, con un +2 con él para el equipo cuando está en pista. Son números espectaculares que le hacen ser el mejor del Unicaja, por encima de Dejan Musli, y el mejor de todos los jugadores españoles de la Liga, con la salvedad de Llull, que ha disputado un partido menos.

En ese ránking de nacionales, el tercero en discordia es Javier Beirán, del líder Tenerife, con 19,3 de valoración. Entre los 15 mejores de la ACB, los tres representan al básket español.

Ahora toca mantener el mismo nivel que el mostrado hasta ahora. No será fácil. Suárez es consciente de que la temporada va a ser muy larga. Él, que acaba contrato, quiere dar un paso al frente.

Rafael M. Guerra