Acceso a la cantera de Estudiantes

Mis primeros recuerdos relacionados con el baloncesto son con mi padre. De pequeño iba a verle jugar y en las pistas de alrededor siempre aprovechaba para tirar a canasta. Era mi vía de escape, porque me encantaba y en el colegio no podía practicarlo, allí sólo había fútbol, de ahí me viene seguramente mi afición futbolera. Fue a los 12 años cuando realmente empecé a jugar al basket, en Estudiantes, fui a probar gracias a que un profesor me informó, me cogieron y entré en el infantil B. Es curioso porque por aquel entonces el director de cantera era Jota Cuspinera, el actual entrenador del Fuenlabrada. Me entrenó Joaquín Asensio y desde ese año fui pasando por todas las categorías hasta llegar al equipo de Liga ACB.

Fue una época complicada porque requería mucho esfuerzo acudir cuatro o cinco días hasta Madrid. Yo vivía en Aranjuez y salía después de clase para llegar a entrenar a las cinco de la tarde. Cuando regresaba a casa eran las once de la noche y había que cenar, hacer deberes, estudiar… A veces el autobús o el tren eran mis ‘salas de estudio’. Aunque fue una etapa complicada por el sacrificio, ahora lo recuerdo como algo muy especial, y gracias a ello estoy hoy en día dedicándome a lo que me gusta.

De mi etapa en Estudiantes no podría decidirme por un entrenador en especial. Me acuerdo prácticamente de todos, Joaquín Asensio que fue mi primer entrenador, Mariano de Pablos, Antonio Aldea, José Antonio Ramírez, Iván Recio, Alberto Lorenzo… la verdad es que me acuerdo de todos, y de todos he aprendido algo. Tengo que agradecerles muchas cosas. En realidad lo que puedo decir de Estudiantes siempre es bueno, porque gracias a ellos, que me enseñaron esos valores y el baloncesto, estoy donde estoy ahora.

La llegada al primer equipo

Hay un antes y un después en mi trayectoria, y lo marca el Europeo Junior de Zaragoza. Fue la primera vez desde que los Navarro, Gasol, Reyes, Cabezas y compañía se convirtieron en los Juniors de Oro. Desde entonces España no lograba ganar un Campeonato de este tipo. Recuerdo a Txus Vidorreta, que por entonces entrenaba al Bilbao Basket y era un entrenador muy exigente. Me impactó mucho porque nosotros éramos jugadores de cantera y él nos entrenó y dirigió como lo hacía durante el año con los profesionales. El grupo estuvo muy unido durante el torneo y se notó a la hora de ir quemando fases. También nos ayudó el ‘Efecto Chacho’, un talento especial y que iba por delante de los demás.

Al volver del Europeo me llamó Pepu Hernández para comunicarme que iba a hacer la pretemporada con el primer equipo. Para mi fue una gran alegría porque iba a compartir vestuario durante unas semanas con todos aquellos jugadores que admiraba y a los que me quedaba a ver en el Magariños. Llegaba mi oportunidad, estaba muy contento y también algo nervioso por entrar en un equipo que venía de ser subcampeón de la Liga ACB. De aquel grupo recuerdo a Nacho Azofra, que después llegó a ser mi entrenador y mi director deportivo, ahora lo es también Carlos Jiménez. El que más me impresionó fue Rubén Garcés por su físico, era muy grande.

Pese a la ilusión no me fue del todo bien, fueron unos primeros años complicados porque el cambio de la EBA a la ACB me costó más de lo esperado, tuve lesiones, además no iban bien las cosas en el club porque estuvimos cerca de descender y hubo un concurso de acreedores. Son momentos negativos que tengo casi olvidados, al final siempre te quedas con las cosas positivas y si algo me queda de Estudiantes son buenos recuerdos. Es el club al que le debo prácticamente todo, todos aquellos años allí me han dado la posibilidad de lograr todo lo que ha venido después ya como profesional.

El salto al Real Madrid

Aquel verano tuve dos ofertas en firme, me considero un privilegiado porque una era del FC Barcelona y la otra del Real Madrid. No fue sencillo tomar la decisión pero yo tenía claro que quería dar el paso de salir, sentía que había cerrado un ciclo en Estudiantes. En Barcelona me proponían seguir un año más en el Ramiro cedido por ellos e incorporarme después. El Real Madrid me abría las puertas en ese mismo momento y tomé la decisión de firmar con ellos. No me arrepiento de haber dado ese paso porque pude jugar en uno de los mejores equipos de Europa.

PresentacionCarlosSuarezRealMadrid

Jamás olvidaré que mi debut ‘de blanco’ fue precisamente ante Estudiantes, no fue fácil. A nivel personal las cosas fueron bien en los primeros meses con el Madrid, me sentía bien en la pista y completé buenos partidos, pero pese a ello no fue un momento sencillo. Tuvimos derrotas inesperadas que me hicieron comprobar la dimensión de ese club, en lo malo y también en lo bueno. En esa temporada logramos clasificarnos después de muchos años para la Final Four, aunque después en Barcelona las cosas no fueron del todo bien. También recuerdo que en ACB caímos eliminados en semifinales con el Bilbao Basket. Un episodio negativo que recuerdo de aquel año fue la dimisión de Ettore Messina poco antes de jugar en Barcelona los dos últimos partidos de la Euroliga.

Tras él llegó Pablo Laso con una mentalidad diferente. Conseguimos un título que se nos resistía después de mucho tiempo, la Copa del Rey, además en casa de nuestro máximo rival cuando nadie apostaba por nosotros. La verdad es que ese año fue un poco triste porque no lo acabamos del todo bien, no pudimos meternos en los cuartos de la Euroliga y tampoco pudimos ganar la ACB pese a que contábamos con un 2-1 a nuestro favor y el factor cancha. Fue un sabor agridulce porque teníamos muchas posibilidades de conseguir ese doblete y nunca llegó. Ya en mi último año logré ser campeón de liga en 2013. Mi papel en el equipo no era tan importante y era un buen momento para cambiar de nuevo de aires.

LigaRealMadrid

El interés de Unicaja

Tuve varias opciones para continuar jugando al baloncesto, quería seguir compitiendo en la Euroliga y me llegó una propuesta de Montepaschi Siena. Cuando tenía las maletas ya hechas para viajar a Italia, recibí la llamada de mi agente para comunicarme el interés desde Málaga. Tuve una reunión con Joan Plaza y me decidí muy rápido, el Martín Carpena iba a ser mi próximo hogar.

Si tuviera que quedarme con un compañero en estos años en el Carpena elegiría a Fran Vázquez. Fue mucho más, un amigo. Era un tipo ejemplar que lo daba todo en la cancha día a día. Su participación en el equipo nos ayudó mucho.

Los recuerdos que guardo de manera muy especial son las dos semifinales que jugamos en 2014 y 2015 ante Real Madrid y Barcelona respectivamente. El Martín Carpena estuvo espectacular, lleno hasta la bandera y apoyándonos como pocas veces he podido sentir en mi carrera. Al Barça estuvimos muy cerca de eliminarle, llevando la serie al quinto encuentro en el Palau, allí sólo perdimos por tres puntos.

La serie de 2015 contra el Madrid se quedó en el cuarto encuentro pero competimos todos los partidos, llevándo dos de ellos a la prórroga, perdiendo en Madrid el segundo por sólo dos de diferencia. Demostramos nuestro verdadero nivel y estuvimos a punto de dejarles fuera de haber estado más inspirados en los últimos segundos.

Son ya cuatro años vistiendo de verde, he llegado a ser el capitán del equipo, y tengo muy claro que fue un cambio para bien. Me siento muy contento, identificado con la ciudad, muy feliz. Mi deseo es seguir muchísimo tiempo más peleando por esta camiseta.

Comenzábamos la temporada 2016/2017 con el objetivo de regresar a la Euroliga en el próximo curso y la vía ‘más directa’ era a través de la Eurocup. Siempre fue un objetivo para todos, pero no logramos mantener una regularidad. Unos meses magníficos de marzo y abril nos permitieron subir de nivel y superar eliminatorias muy complicadas con el factor cancha en contra. La final fue ante Valencia Basket y después de perder en el primer encuentro fuimos capaces de empatar la serie en Málaga y vencer en la Fuente de San Luis. Un hito histórico del que tuve el honor de ser protagonista levantando el trofeo a lo más alto.